Nuestra vida es un jardín, nuestra voluntad es el jardinero.
Estamos en el primer día de vacaciones de Semana Santa en mi empresa, acabo de colgar el teléfono, pues llamé a mi asistente, para hacerle unas observaciones a nuestro nuevo producto que estamos por lanzar en un mes. Claro, le pregunté antes de llamar si no le molestaba y me dijo: “Yo acá estoy en modalidad de trabajo”.
Si ambas somos un poco “adictas al trabajo”. Pero aparte de algunas cosas que haremos hoy y mañana, el resto de la semana tomaremos descanso.
Hace años me costaba tanto parar, pero con el tiempo he aprendido algunas cosas importantes de la vida. Una de ellas es que debemos tener un balance.
Como les he contado anteriormente, el impacto del fallecimiento de mi padre y posteriormente de la pandemia me dejó agotada mental, física y emocionalmente. En general soy una persona fuerte, y muy pocos de mis allegados se dieron cuenta de lo mal que estaba. En octubre del 2020 decidí bajar el ritmo en mi empresa y tomarme un tiempo para recuperarme.
Los momentos de dolor tienen la cualidad de enseñarnos lecciones profundas, siempre que estemos dispuestos a escuchar. Aunque he tratado de tener un balance de vida, me di cuenta de que había dejado de disfrutar muchas cosas por estar “trabajando”.
En el año 2021, gracias a mi fe y mis estudios de psicología positiva, comencé a ser intencional en añadir elementos que incrementaran mi bienestar, mis emociones positivas y, en general, que me ayudaran a ser más feliz en mi día a día.
Me enamoré nuevamente de mis fines de semana de hacer manualidades, ver películas, cocinar, y pasar tiempo con mi esposo. También me propuse redefinir mi empresa y añadirle más de mi pasión. Le he puesto más amor, creatividad y pasión a cada producto que hacemos, y a cada interacción con nuestros clientes. Sistemáticamente he eliminado los elementos tóxicos de mi vida, incluyendo mi dieta que estaba llena de comida no saludable (he bajado unas 15 libras y ¡amo mi comida saludable!).
De alguna forma parece que me he vuelto más lenta, porque disfruto más cada momento, pero al mismo tiempo, voy más rápido con todos mis proyectos. Además, cada vez vamos creciendo más aceleradamente en la empresa y como siempre le digo a mi asistente “y esto que ni hemos empezado”. Sucede que redefinimos toda la empresa, y aún no hemos llegado a hacer el lanzamiento… pero ya se siente la nueva energía.
Te cuento todo esto porque en este mundo acelerado en que vivimos es fácil perder el balance. Somos seres integrales, mente, cuerpo y espíritu. Se requieren los tres para vivir bien.
- La mente se llena con elementos intelectuales y emocionales. Las relaciones interpersonales, el tiempo de descanso y recreación, el llenar nuestro tanque de amor y bonitas experiencias es vital para mantenernos enfocados, efectivos y felices.
- El cuerpo requiere cuidado diario. La alimentación, el ejercicio y el descanso son vitales para nuestra buena salud.
- La vida espiritual es la que más dejamos abandonada, cuando es el espacio más importante y que no se puede llenar con nada más. Parte de la vida espiritual es la fe, pero también es el ser auténticos con nosotros mismos y seguir nuestros sueños y nuestro propósito.
Para ayudarte a lograr un poco de balance en tu vida, quiero compartirte algunas de las estrategias que implementé en mi vida a partir del año pasado.
Ocho estrategias para incrementar el bienestar en tu vida
- Camina con propósito y visión en tu vida. Comprende que estás en este mundo por una razón. Aunque no conozcas la razón, comprende que todo lo que haces tiene un impacto. ¡Eres importante! Caminar con propósito te ayudará a ver tu vida desde una perspectiva más global, te desenfoca de los pequeños problemas diarios y te ayudará a vivir para servir a otros, lo que automáticamente te dará más satisfacción personal y profesional. Tener una visión te ayuda a levantarte cada mañana con emoción y energía, además de que enfocará tus recursos y te ayudará a ser más intencional en todo lo que haces.
- Aprende a estar presente. Disfruta el hoy. Si estás trabajando, trabaja. Si estás descansando, descansa. Si estás con tu familia, está presente con ellos. Estar presentes nos enfoca, nos relaja y disminuye el estrés y la ansiedad. Recuerda, ¡No se puede estar en dos lugares al mismo tiempo!
- Agrega tiempo de recreación a tu vida. La recreación es necesaria para la mente y el cuerpo. Agrega pasatiempos, tiempo de recreación con familia y amigos, lectura, paseos. Estas actividades te ayudarán a relajarte física y mentalmente.
- Se intencional en cultivar tus relaciones interpersonales. Cuida tus relaciones importantes, tus amigos, familia, colegas etc. Dedica tiempo intencional para conectar con ellos, más allá de un mensaje de Facebook o un whatsapp. ¡Levanta el teléfono y llámalos! ¡Visítalos!
- Deja ir lo tóxico. Los hábitos tóxicos no te ayudan, como el drama, el perfeccionismo, la comparación, rumiar, etc. Deja ir también a las emociones tóxicas, como el enojo, el resentimiento, la ira, etc. Si es necesario, busca ayuda. Y desde luego, di adiós a las personas tóxicas. Es tu vida y vale la pena que la vivas con personas que te quieran y aprecien como eres.
- Añade más salud a tu vida. Algunos pequeños cambios harán que mejore tu salud grandemente, como hacer 30 minutos de ejercicio diario, tomar 2 litros de agua, dejar el azúcar y alimentos refinados, dormir mejor.
- Agrega espacio para tu fe. Según sea tu fe, dedica espacio a tu vida espiritual, aprende a meditar, reúnete con miembros de tu propia fe, deja un espacio intencional para crecer en tu fe. En mi caso que mi fe es cristiana, dejo espacio de oración, lectura de la biblia, meditación y crecimiento con amigos de la misma fe.
- Añade prácticas positivas. La gratitud, sonreír, escuchar música, disfrutar una rica comida, parar para disfrutar un atardecer, compartir una palabra amable o hacer un acto de servicio, son prácticas positivas que te llenarán el corazón y la mente de alegría.
Contrario a lo que podrías creer, el añadir espacios en tu vida para incrementar tu bienestar no es una pérdida de tiempo. Es, más bien, una inversión que te ayudará a tener una mentalidad más positiva, orientada a la acción y resolución de problemas, además incrementarás tu creatividad, mejorarán tus relaciones interpersonales y por ende tu liderazgo. Todo esto te llevará a mejores resultados con mayor satisfacción. ¡Vale la pena hacer el esfuerzo de introducir algunos cambios intencionales en tu vida!
Tu turno:
Escoge una sola actividad de las que mencioné y practícala por un mínimo de 21 días, qué es lo que se necesita para formar un hábito. Si has fallado en un día, no importa, comienza de nuevo hasta terminar un ciclo entero de 21 días.
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Ayudando a Líderes a Brillar