Todo se levanta y todo se cae por el liderazgo.

John C. Maxwell

Cuando apenas estamos comenzado a hablar seriamente de liderazgo en las organizaciones, ya ha salido una nueva tendencia, el “neuroliderazgo”. Pero ¿será esta una moda pasajera o valdrá la pena tomarla en cuanta?

En este artículo te comparto mi opinión, y la razón por la cual, después de ser coach de liderazgo por 11 años, tomé la decisión de incorporar las enseñanzas del neuroliderazgo.

Por cosas de la vida, en el 2011 comencé a estudiar con John Maxwell, el llamado “gurú” de liderazgo. A través de las enseñanzas de John entendí la importancia del liderazgo en las organizaciones y decidí enfocarme a desarrollar líderes.

En mis primeros años trabajando con líderes, apliqué con diligencia lo que conocía de las teorías de liderazgo, pero con el tiempo empecé a notar que hacía falta algo para crear cambios verdaderos y permanentes.

Afortunadamente, al mismo tiempo que estudié liderazgo, me convertí en coach, lo que me permitió ver el efecto de nuestra forma de pensar en nuestros resultados. Eso me llevó a estudiar la mente y profundizar en el neuroliderazgo y el neurocoaching.

Analizando tu liderazgo desde la mente

Una de las lecciones más importantes que he aprendido, es que lideramos personas. Las personas son complejas, especiales y únicas. Entonces, liderar es equivalente a comprender cómo funcionan las personas, ¡lo que es un gran misterio!

Pero, cuando comprendemos cómo funciona nuestra mente y la mente de las personas a quienes lideramos, nuestra capacidad de liderazgo crece.

Por ejemplo, analiza estos casos:

  1. Líder A. Este líder, muy inteligente y capaz, lidera en base al miedo. Su gente se siente insegura y estresada cada vez que va a una presentación ante esta persona. En la reunión, los participantes se confunden, la mente se les cierra, comienzan a tartamudear y cometen errores. El líder interpreta esto como “incompetencia” y pierde la paciencia, levantando la voz y haciendo ver todo lo que está mal. El presentador se siente destrozado y todos los participantes en la reunión han aprendido la lección: Cualquier presentación implica un gran peligro. Sólo con pensar en ir a presentar algo a su jefe, se sienten enfermos y estresados. El clima del área es malo, el desempeño es bajo y el equipo siempre está pensando cómo irse de esa área.
  2. Líder B. Este líder es amable y abierto a escuchar. Cuando su equipo realiza a una presentación se sienten seguros. Generan buenas ideas y, cuando cometen errores, el líder se los hace ver sin acosarlos. Los errores se corrigen y se avanza fácilmente de proyecto a proyecto. El clima del área es magnífico. Los resultados han crecido aún en la crisis postpandemia. La gente está feliz de trabajar en esta organización.

Ahora veamos estos casos desde atrás de la cortina del neuroliderazgo.

  • En el caso del líder A, su equipo comprende que trabajar para esta persona es una amenaza, por lo que su mente los prepara para estar alertas ante el peligro. Cada persona puede interpretar la amenaza desde una forma diferente, por ejemplo, el peligro de un despido, de no tener un aumento, una mala evaluación de desempeño, o el ser humillado ante sus colegas. Todos estos son peligros reales y la mente va a reaccionar ante ellos defendiéndose.  

En ese momento, la mente desconecta todos los sistemas que no son necesarios para una huida o defensa. Uno de estos sistemas es la corteza prefrontal, que es la responsable del pensamiento racional, analítico y lógico. Por eso, entre más los presiona el líder, más se enredan las personas.  En un ambiente estresante, lo primero que se sacrifica es el pensamiento creativo, analítico y lógico. Además, el cerebro produce toda una cantidad de neurotransmisores, como la adrenalina, que fluyen en la sala de juntas como gasolina que se encenderá ante la primera chispa. Al final de la reunión el equipo está física, mental y emocionalmente drenado.

  • Ahora veamos al líder B. Su equipo se siente completamente seguro, por lo que su corteza prefrontal trabaja en todo su esplendor. Se puede llegar a un análisis profundo de cada proyecto sin que nadie se sienta amenazado. La creatividad fluye y hay una mejor generación de ideas y una mejor actitud ante los obstáculos. Se generan neurotransmisores positivos, como la serotonina, la dopamina y la oxitocina que se producen cuando hay un ambiente amigable, de cariño y recompensa por un trabajo bien hecho. Al final de la reunión el equipo sale emocionado y listo para actuar.

Como puedes ver, comprender cómo funciona nuestra mente, nuestro cerebro y nuestro cuerpo, hace una gran diferencia en nuestro liderazgo. Con evidencia clara, el líder A puede tomar una mejor consciencia del efecto que tiene en su equipo y entonces decidir cambiar.

El campo de la neurociencia, a través de los avances en la tecnología, ha logrado traducir en tiempo real el efecto de nuestro liderazgo en otras personas. Antes no se sabía el efecto que un mal líder tiene en el equipo. Ahora, ¡se puede incluso sacar imágenes de cerebros estresados por jefes gritones!

Este es apenas un ejemplo de muchas aplicaciones que tiene la neurociencia en nuestro liderazgo. A continuación, te comparto algunas áreas en que puedes crecer como líder cuando comprendes un poco más cómo funciona tu mente y la de tu equipo:

Cinco áreas clave de aplicación del neuroliderazgo

  1. Definir y lograr metas más retadoras.
    • Ser más creativo.
    • Resolver mejor los problemas.
    • Elevar la visión.
    • Romper paradigmas limitantes.
    • Crecer en autoconfianza.
  2. Cambiar hábitos limitantes por hábitos positivos.
    • Crear hábitos positivos.
    • Tener mejor salud.Elevar el bienestar.
    • Administrar mejor los pensamientos limitantes.
  3. Elevar el bienestar.
    • Aprender técnicas de manejo del estrés.
    • Aplicar la meditación como forma de relajación.
    • Respiración y relajación.
  4. Manejar mejor el estrés
    • Crecer en resiliencia y manejo del fracaso.
    • Administrar mejor el cambio.
    • Crear ambientes amigables.
  5. Crecer en inteligencia emocional.
    • Mejorar las relaciones interpersonales.
    • Comprender mejor al equipo.
    • Crecer en autoconocimiento.
    • Tener mejor control emocional propio.

Desde luego no es necesario que te conviertas en un neurocientífico para poder liderar. Pero si es importante que comprendas los fundamentos del neuroliderazgo aplicado.  Cuando tienes claridad de cómo funciona tu mente y la de tu equipo, tendrás aún más herramientas para liderar bien.

Definitivamente el neuroliderazgo llegó para quedarse, y es la llave para elevar tu liderazgo al siguiente nivel. ¡Y vale la pena porque tú naciste para brillar, y cuando lideras en forma efectiva, ayudas a otros a hacerlo!

Autocoaching

Toma un tiempo de tu día para investigar acerca de un tema de neuroliderazgo de los que he incluido en la lista. Analiza la posibilidad de incluir este tema en tu programa de desarrollo personal.

Escucha el podcast en Naciste para Brillar.

Tu coach,

Jessica Calderón

Ayudando a Líderes Brillar