“Si tus acciones inspiran a otros a soñar, a aprender más, a hacer más y a convertirse en más, entones eres un líder”.

John Quincy Adams.

Como coach me ha tocado trabajar con ambos lados de la moneda, personas que están sufriendo bajo el abuso de un líder tóxico y líderes que no comprenden cómo sus acciones están afectando a su equipo.

Pero más allá de verlo como coach, lo he vivido. En tres ocasiones he estado bajo líderes tóxicos. También en algún momento de mi vida caí en algunas prácticas de líder tóxico y al darme cuenta, comencé un proceso de cambio.

Este tema puede hacer o deshacer un equipo, una empresa o una organización. Más allá de esto, puede impactar vidas en forma negativa, destruir carreras, llevar a enfermedades físicas y mentales e incluso, en casos extremos, causar la muerte. Por eso es importante que como líderes nos autoanalicemos y hagamos las correcciones cuando sea necesario.

Dos tipos de líderes tóxicos

Hay dos tipos de líderes tóxicos:

  1. Los que saben que son tóxicos, pero no quieren cambiar
  2. Los que no se dan cuenta de su toxicidad.

Mi primer jefe era un líder tóxico, una persona hostil, con un carácter terrible que humillaba a sus colaboradores. El personal era en su mayoría operativo, con una alta necesidad de trabajar. En mi caso, que venía recién llegada, me pareció que la situación no era normal, y seis meses después dejé el puesto. Esta persona sabía que era tóxica, pero no quería cambiar. Poco a poco fue perdiendo posiciones hasta que un día lo despidieron.

Para los que se dan cuenta que son tóxicos y no quieren cambiar, es poco lo que puedo decir, más que animarlos a tratar de ver su liderazgo desde una perspectiva más personal: ¿Cómo me sentiría si mi hijo o hija estuviera en una situación así? Quizá desde esta perspectiva el líder tome consciencia de la necesidad de cambio.

Años después fui a trabajar a una organización que me encantaba. Estaba tan alegre de poder pertenecer a esta empresa. Lamentablemente el jefe no tenía experiencia en posiciones estratégicas de liderazgo. No se sabía para dónde íbamos como área y esta persona dedicaba su tiempo a tratar de hacer que los empleados le obedecieran y respetaran a la fuerza. Con mucha tristeza dejé mi puesto a los tres meses.

Esta persona no sabía que era tóxica, ni comprendía el efecto que estaba teniendo en su equipo. Pero su gente le tenía cada vez más miedo.

Efectos de la toxicidad en el ambiente de trabajo

Cuando eres un líder tóxico, provocas varios efectos negativos en tu equipo:

  1. Desmotivación
  2. Miedo
  3. Enojo
  4. Tristeza
  5. Competencia
  6. Conflicto

Cuando la mente está operando en un ambiente tóxico, inmediatamente activa todos sus mecanismos de defensa y pasamos de ser profesionales creativos, a ser seres humanos en estado de estrés y miedo.

Los mecanismos de defensa del cuerpo nos preparan para la huida o pelea, esto significa que activamos hormonas y neurotransmisores que permiten que el cuerpo pueda reaccionar al peligro. Como estas situaciones tóxicas son permanentes, este mecanismo de defensa que debería ser usado en forma esporádica, sigue en actividad constante. Esto nos provoca diversas enfermedades y padecimientos físicos, mentales y emocionales. Por ejemplo, dolor de cabeza, falta de sueño, tensión muscular, problemas de digestivos, depresión, ansiedad, etc.

No soy médico, por lo que hablo de estos temas con mucho cuidado, y más que conocerlos desde una perspectiva médica, los he visto en mis clientes. Y también los he sentido.

La última persona para la que trabajé (ahora soy empresaria), era el más tóxico de todos los jefes que he tenido. Utilizaba la manipulación emocional y psicológica para obtener lo que quería. No puedo asegurar que esta persona fuera intencional en actuar así, espero que no. Pero lo que puedo decir es que tuvo un efecto devastador en mi persona. No dormía, padecía de migraña, subí de peso, estaba desmotivada y emocionalmente fuera de control. Yo amaba esta empresa, y creía en su misión, por lo que me costó mucho tomar la decisión de irme, pero a los seis meses de estar bajo esta persona renuncié. Y me tomó mucho tiempo recuperarme física, mental y emocionalmente.

En mi caso, tuve la fortuna de que pude dejar estos trabajos, pues no dependía de ellos. Pero la realidad es que muchas personas tienen que quedarse en trabajos, con este tipo de jefes, pagando un costo muy alto en su salud y su carrera.

Las empresas también pagan un costo alto por estos líderes tóxicos, que generalmente dan resultados, y por ello no son retirados de su posición. Pero a la larga, la empresa paga con mal clima, falta de compromiso y bajo rendimiento.    

Parte de lo que hago como coach es ayudar a los líderes a comprender el impacto que tienen en su gente. Cuando una persona está operando bajo un líder tóxico, su productividad baja y llega a un estado de descontrol. La mente no puede ser creativa y productiva cuando está en enfocada en defenderse y operando bajo miedo e incertidumbre.

Como he dicho, muchas veces no sabemos que estamos siendo líderes tóxicos. Cuando comencé a liderar hace muchos años, yo no sabía cómo hacerlo bien. Mi forma de ser es directa y mi voz es fuerte. Muchas personas se sentían intimidadas al trabajar conmigo. Yo honestamente no sabía. Con el tiempo empecé a recibir comentarios negativos y eventualmente me di cuenta de que algo estaba mal. En ese entonces no se usaban los 360, ni las encuestas de clima, no se asignaban coaches, ni había entrenamiento en liderazgo.

Pero cuando supe lo que pasaba me afectó mucho, pues no era mi intención dañar a las personas. Y entonces decidí que debía cambiar, y en gran parte por eso comencé a estudiar liderazgo.

Si sospechas que puedes estar siendo un líder tóxico o si sabes que lo eres y quieres cambiar, pero no sabes cómo, hoy te quiero compartir cuatro pasos que te ayudarán a hacerlo.

Cuatro pasos para dejar de ser un líder tóxico

  1. Toma consciencia de tu liderazgo real: Sé brutalmente honesto contigo mismo. Hazte un análisis profundo de tu realidad como líder, usa herramientas como un 360, una retroalimentación con jefes y pares y observa a tu equipo. Solamente así te darás cuenta del líder que estás siendo.
  2. Decide cambiar: Más allá de decir “quiero ser un buen líder”, reconecta con tu verdadero yo, con tus valores y con tu esencia. Determina qué tipo de líder quieres ser y define que significa “ser un buen líder” para ti.
  3. Busca ayuda: Busca ayuda experta para que puedas desarrollar un liderazgo sano y de crecimiento. Algunas opciones de ayuda pueden ser: un coach ejecutivo profesional, un mentor, un psicólogo, programas serios de liderazgo ejecutivo.
  4. Avanza paso a paso: Recuerda que todo es un proceso. Avanza paso a paso, un poco cada día. No te des por vencido y siempre enfócate en la meta de ser el gran líder que quieres ser.

El liderazgo es la más alta responsabilidad que puedes tener como persona. De tu liderazgo dependen las vidas, las carreras, las metas de muchos. Por eso siempre recuerda el privilegio que tienes al ser un líder que nació para brillar, y ayudar a otros a hacerlo.

Autocoaching

Toma un tiempo para analizar tu liderazgo hoy mismo.

  1. Platica con un líder cercano y pide una retroalimentación honesta.
  2. Observa a tu equipo y analiza como sus acciones son un reflejo de tu liderazgo
  3. Piensa en cómo tus valores se ven reflejados en tu actuar del día a día.

Tu coach,

Jessica Calderón,

Naciste para Brillar