Tu mente es programable, si tu no la estás programando, alguien más la está programando para ti.

-Jeremy Hammond

¡Te he contado que este año he bajado cuarenta libras! Y como es natural, muchas personas se me acercan y me preguntan que cómo hice para lograrlo.

Por lo que me dicen, percibo que muchos piensan que bajar de peso ha sido una lucha ardua, otros me piden “el secreto”, como para irse por un atajo. Lo cierto es que no ha sucedido ni una, ni otra cosa: No he tomado atajos y he disfrutado el proceso.

Y hoy te quiero compartir qué hice, porque esto aplica a cualquier área de tu vida.

Tu programación puede estar robando tu vida

Verás, nuestra mente funciona de acuerdo con una “programación” que hemos creado a lo largo de los años. Esta programación en realidad se empezó a formular desde que éramos bebes y se ha ido reforzando a lo largo de nuestra vida.

Una vez que esa programación está “implantada” en tu mente, funcionas de acuerdo con ella aun sin darte cuenta, y esto aplica para cada aspecto de tu vida:

  1. Cuánto dinero ganas
  2.  Qué tipo de trabajo puedes desempeñar
  3. Hasta qué nivel puedes llegar en tu empleo
  4. Qué posición puedes ocupar en tu empresa
  5. Si puedes o no ser empresario
  6. Hasta qué nivel puede llegar tu empresa.
  7. Si cuidas tu salud
  8. Cómo es tu matrimonio, etc.

En mi caso, yo me programé para comer. En serio, yo nací en el ´75 y crecí en los ochenta, en una familia latina clásica. Nuestra vida giraba en torno a la comida, en un momento donde no había mucha consciencia de la salud. No se veía mal que un niño se tomará una Coca Cola o que desayunara con un cereal, una tostada con jalea o un pan con café, y, además, había que cenar como un rey. No se entendía mucho acerca de los carbohidratos, así que comíamos pan, arroz y pasta sin restricción y ¡muchas veces los tres juntos!

En ese tiempo todas las celebraciones y eventos importantes giraban alrededor de la comida, y esta generalmente incluía pastel y muchos carbohidratos refinados. La comida significaba apoyo, amor y compañía. Y el pancito blanco que me daba mi mami era delicioso, especialmente con mantequilla y frijolitos.

Mi madre se preocupaba mucho porque comiéramos bien, así que nuestros platos estaban rebosantes, especialmente de arroz, para que tuviéramos energía; mi padre era un carnívoro que desayunaba hígado, almorzaba sopa de res y cenaba un plato completo. Además, odiaba las verduras, “yo no soy conejo” nos decía cuando se las ponían en el plato.

Así me crie yo.  Por influencia de mi iglesia, que entre sus creencias incluye el que hay que cuidar el cuerpo como templo del Espíritu y que se guía por los principios de salud de Levítico, a los 20 años dejé de comer carnes rojas, dejé las sodas y el café y siempre he sido abstemia y no fumo. Así que me consideraba saludable, pero en realidad, de todo lo demás, comía con ganas… Además de que el ejercicio nunca fue mi mejor amigo. Luego me casé, tuve mis hijos y fue creciendo en edad… y me resigné a lo que dicen, que después de los hijos y con el tiempo, especialmente después de los cuarenta, vamos irremediablemente engordando.

Y aunque era cuidadosa con algunas cosas, mi peso empezó a subir, hasta que en enero de este año me encontré con más de 40 libras de sobrepeso. Yo sabía que no estaba bien, y mi mente racional quería realmente cambiar, pero mi programación estaba muy cómoda comiendo en las noches mientras veía una película.

Como te he comentado, esto puede estar sucediendo en cualquier aspecto de tu vida. Quizá tus finanzas están mal y tu sabes que tienes que cambiar, pero no logras hacerlo. O tal vez tengas un carácter de miedo, que está afectando tu matrimonio y tu trabajo, pero no logras cambiar. Tal vez tu jefe te dice que tienes gran capacidad, pero tú no logras verte más allá de donde estás.

Apaga el piloto automático

Y el problema es que una vez que estás programado, la fuerza de voluntad no funciona, porque estás luchando contra ti mismo. Es exactamente como el piloto automático de un avión, que una vez activado, por más que se esfuerce el piloto, no puede cambiar la ruta a la fuerza. La única forma en que el piloto puede cambiar de rumbo es apagar el piloto automático, tomar el control y cambiar el programa hacia la nueva ruta que quiere ir.

Pues justo esto hice yo. Tome el control. Apagué el piloto automático y decidí parar la programación vieja y poner un nuevo programa en mi mente. Parece que me tomó 11 meses bajar de peso, pero en realidad llevo bastante tiempo cambiando mis hábitos y reprogramando mi mente.  

Y una vez que reprogramas tu mente, ya no tienes que esforzarte, porque estás actuando bajo una nueva forma de ser, que ya es parte de ti. En mi caso, ahora amo mi comida saludable, como mucho menos que antes, pero me siento satisfecha y pienso en nuevas formas de disfrutar con la familia e incluyo menús saludables en nuestros eventos. Aunque de vez en cuando siempre me como un postrecito.

Como te he compartido, esto aplica a toda tu vida, así que no solo he trabajado en mi salud física, sino que también he trabajado en cambiar el giro de mi empresa, mejorar mi actitud, ser más tranquila y disfrutar más mi tiempo libre. ¡Hasta he aprendido a descansar!

Seguro que ahora te estás preguntando cómo puedes cambiar la programación que te está deteniendo. Te diré rápidamente cuál es la llave para cambiar la programación: repetición constante y emoción. Pero más que ahondar en estos dos elementos, hoy te quiero compartir consejos que puedes aplicar inmediatamente para empezar a cambiar.

Seis pasos para cambiar tu programación mental

  1. Define y acepta la visión: El primer paso es el más difícil, y consiste en ser honesto contigo mismo y aceptar lo que realmente quieres. Es mucho más fácil ponernos excusas, hacernos la víctima, o evadir el tema, porque lo pensamos imposible. Si realmente quieres salir de deudas, define esto como visión. Si quieres ser financieramente libre, pues a aceptarlo. Si quieres casarte, pues ponlo en la visión. Se ocupa valor en este paso, pero ten ánimo, acá estoy yo echándote porras.
  2. Ponle emoción positiva: Las dos emociones más importantes para la mente son el amor y el miedo, y cada una de ellas lleva muchas emociones asociadas. El amor nos atrae, el miedo nos repele. Si quieres lograr la visión, enfócate en lo que amas y lo que quieres, no en lo que temes y no quieres para tu vida. Este sería un enfoque al miedo: Quiero bajar de peso porque me veo mal, no quiero deudas, No quiero estar en este trabajo que me causa estrés. En lugar de ello, enfócate al amor o a lo que si quieres: Quiero verme bien con estos jeans. Quiero disfrutar el tiempo con mis nietos. Quiero tener la capacidad financiera de llevar a mi madre al viaje de sus sueños. Se ingenioso y busca la forma de enamorarte de lo que quieres.
  3. Refuerza la imagen: La mente necesita imágenes para saber hacia dónde dirigirse, por eso muchas personas usan tableros de visión. Si a la imagen le pones emoción, es doblemente poderosa, porque nuestro cerebro es primeramente emocional. Por ejemplo, si colocas en tu espejo una foto de la casa que quieres construir y además haces una visita a una casa similar, tu mente se emocionará mucho y buscará la forma de estar en esa casa. En mi caso yo busqué fotos en Pinterest de cómo me quería ver.
  4. Rodéate de lo que quieres: Entrena tu mente en la dirección que quieres ir, al rodearte de música, lectura, películas y personas que vayan en esa dirección. Al mismo tiempo, ten cuidado de apartarte de lo que te lleva en la dirección contraria. No solo estás creando una nueva programación, estás cambiando viejos hábitos por nuevos. Los hábitos viejos siempre estarán en tu mente, por lo que, si te rodeas de elementos que te atraen a los viejos hábitos, será más fácil que recaigas en ellos. En mi caso, quité de mi vista toda la comida que estaba fuera de mi dieta.
  5. Busca ayuda experta: Aunque queramos hacerlo solos, muchas veces no podemos, porque nos falta información. Busca a un experto que te guie en un camino comprobado. Eso te ahorrará tiempo y disminuirá frustración.
  6. Ve por etapas: Si tu visión es demasiado grande, podrías correr el peligro de que tu mente la rechace porque no cree en ella o que te frustres en el proceso. Ponte metas alcanzables y ve avanzando poco a poco.

Recuerda que puedes aplicar estos pasos a cualquier área de tu vida que quieras cambiar. Tu mente vive en un cerebro impresionante, que es neuroplástico y que cambia en la medida que tú lo entrenes en la dirección que quieres ir. Tú tienes el control, puedes lograrlo.

¡Y vale la pena, porque tú naciste para brillar y lo puedes hacer cuando entrenas tu mente para brillar!

Autocoaching

Toma un tiempo de tu día para hacer una evaluación rápida de aquello que hace tiempos quieres cambiar en tu vida, pero que no has logrado hacerlo. Cierra tus ojos e imagina tu nueva realidad por unos minutos. Date el tiempo para observar, escuchar, sentir y oler esta nueva realidad que ves en tu mente. Usa tu imaginación para añadir detalles y siente la emoción de verte en esa nueva realidad.  Si te has sentido emocionado con la perspectiva de una nueva realidad, es el mejor momento para que empieces a trabajar para lograrla.

Tu coach

Jessica Calderón

Naciste para Brillar