“En un sentido muy real tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente”

Daniel Goleman

Uno de los temas que más tratamos en el coaching es el temperamento, el carácter y situaciones donde los líderes no pueden administrar sus emociones y terminan perdiendo el control. Recientemente vimos el caso del famoso actor Will Smith, quien, luego de un chiste de un colega, reaccionó en forma emocional y ahora enfrenta grandes problemas en su carrera.

El tema del que escribiré hoy es bastante personal, porque yo misma en algún momento de mi vida pasada tuve algún episodio similar al vivido por Will, que provocó en mí no solo gran dolor, sino la comprensión de que tenía que cambiar y aprender a administrar mis emociones.

Cómo coach, he tenido muchos clientes que me dicen: “Jessica, yo quiero cambiar, pero no sé cómo hacerlo”. Y, en la otra cara de la moneda, he tenido clientes muy afectados porque sus líderes son temperamentales y no saben controlar sus emociones.

Quizá tú mismo te estés enfrentando a situaciones donde reaccionas en forma emocional y no sabes qué hacer para evitarlo. Pero te quiero decir que todos podemos aprender a administrar las emociones, lo que va a mejorar nuestro liderazgo y fortalecer nuestras relaciones interpersonales.

Inteligencia emocional y liderazgo

En el año 1995 Daniel Goleman publica su ahora famoso libro “Inteligencia Emocional”, donde trae a la mesa el tema de cómo nuestras emociones afectan nuestra vida. Un poco más tarde, en 1998, en un artículo publicado en el Harvard Business Review, ¿Qué hace a un líder?, Goleman coloca un puente entre el liderazgo y las emociones.

Hasta ese momento no se hablaba abiertamente del impacto de las emociones en el liderazgo. Aun hoy, es un tema que preferimos evitar por varias razones, entre ellas:

  • Es un tema “demasiado suave” para el entorno corporativo
  • No sabemos cómo hablarlo y manejarlo
  • Tampoco sabemos cómo administrarlo y ayudar a nuestros líderes a crecer en él

Y, sin embargo, el efecto de las emociones en el liderazgo es bastante fuerte. La mayoría de la gente ha pasado por la mala experiencia de tener un jefe temperamental, y algunos pocos afortunados han tenido la gran experiencia de tener un jefe maduro emocionalmente que les ha ayudado a crecer.  ¡Las emociones juegan un papel protagónico en el ambiente de trabajo!

En este momento, donde medimos periódicamente el clima organizacional y los bonos están atados a objetivos que tienen que ver con “cómo se siente mi gente”, el tema de las emociones se ha vuelto más relevante. Además, vivimos en el mundo de los “millenials” y las “generaciones Z”, en el cual los empleados ya no desean quedarse aguantando a un mal jefe. Los líderes han comprendido que deben trabajar en administrar sus emociones, el problema es que no saben cómo.

Cómo administro mis emociones

Uno de los grandes problemas es que las empresas y la mayoría de las personas se sienten frustradas porque tratan de aplicar el enfoque tradicional de capacitación al tema de las emociones.

Existen cursos de inteligencia emocional, relaciones interpersonales, empatía, etc., que en su mayoría lo que se busca en ellos es que el líder aprenda a administrarse emocionalmente.  El problema es que están aplicando la medicina de la forma equivocada.  

La capacitación tradicional está dirigida a la parte lógica del cerebro, la corteza prefrontal. Cuando impartimos un curso de relaciones interpersonales, por ejemplo, el participante entiende la lógica de lo que le explica su instructor, pero luego no sabe qué hacer con ese momento de gran enojo que está experimentando porque su colaborador hizo todo lo contrario a lo que le solicitó.

Las emociones se administran en otra zona del cerebro, el sistema límbico, que no aprende a base de razón o lógica, porque es emocional. El sistema límbico aprende a base de emoción, repetición constante, práctica y retroalimentación. Entonces, la capacitación tradicional está tratando de hablar en forma lógica a la parte emocional de la mente.  ¡Notas el error!

Incluso te puedo asegurar que muchos programas de capacitación tradicional en el tema de inteligencia emocional terminan teniendo un efecto negativo, porque la persona comprende racionalmente el tema, pero también se da cuenta que no le es posible aplicarlo, por lo que se siente frustrada y hasta fracasada en este aspecto.

¡Pero si es posible cambiar!   

Creciendo en mis emociones

La clave del éxito en trabajar en las emociones es hablar el idioma que entiende esta parte del cerebro. Pero antes de comenzar a trabajar en regular tus emociones debes dar dos pasos claves:

  1.  Toma consciencia del efecto que tus reacciones emocionales tienen en tu vida. El primer paso para cambiar es darte cuenta de cómo te está afectando en tu vida. Observa a tu equipo y pide retroalimentación a personas sinceras que te aprecien. Esto te ayudará a darte cuenta de a dónde estás parado en el terreno emocional.
  2. Toma la decisión de cambiar y da el paso. Esta es una decisión personal. El que en tu empresa te indiquen que debes tomar un programa de regulación de tus emociones nunca será un sustituto para tu compromiso personal para cambiar. Si verdaderamente quieres ver cambios profundos, la decisión debe salir de ti. 

A continuación, te comparto técnicas que te ayudarán a aprender a administrar tus emociones. He aplicado varias de estas técnicas con mis clientes, con grandes resultados.

  1. Emoción: Encuentra el verdadero por qué de querer cambiar. Trabaja en tu conexión emocional con el equipo, recordando que tu éxito siempre se desprende de que tengas gente que te apoye, por lo que aprender a valorar a tu equipo será un gran primer paso en tu proceso de cambio.
  2. Repetición constante y práctica: Cambiar en esta área de tu vida va a tomar tiempo. Bombardea tu vida por todos lados con información y experiencias que te recuerden hacia dónde quieres ir, por ejemplo, películas, libros, pódcast. Ingresa a programas de desarrollo en formato semanal, que estén orientados al autoconocimiento y la autorregulación y el aprender a entender y reconocer tus emociones.
  3. Retroalimentación: Busca el apoyo de un coach que te ayude a verte en tus verdaderos colores. Además, busca el apoyo de un colega que sea tu sombra y te ayude a entender el efecto que estás teniendo en tu equipo, pero que también te ayude a tomar conciencia de cuando te estás comportando en forma emocional (este colega puede hacerte una seña cuando estés arrugando la frente, cuando eleves la voz, o cuando te agites, sin darte cuenta).
  4. Busca un mentor: Muchas personas carecen de la capacidad de regulación emocional porque en su vida no tuvieron una figura que les ayudará a aprenderlo. Si es tu caso, busca un buen mentor que te guíe, pero que principalmente te ayude a ver en la vida real cómo se administran las emociones. Aprendemos por observación, así que ver un verdadero ejemplo en la vida real será una gran ganancia para ti.
  5. Busca ayuda de un profesional: Si has vivido traumas en tu vida que están afectando tu desempeño, busca el apoyo de un profesional que te ayude a procesarlos (como un psicólogo).

Lo más importante es que aprendas a tener paciencia contigo mismo. Comprende que esto es un proceso, que toma tiempo y que vas a tener tropiezos en el camino. Felicítate por los logros y trátate con amor en los fracasos.

Y vale la pena hacerlo, porque tú naciste para brillar, y lo puedes hacer cuando aprendes a administrar tus emociones.

Autocoaching

Toma un tiempo para tomar consciencia de tus reacciones emocionales. Hazte la siguiente pregunta: ¿Cómo estoy regulando mis emociones para mejorar en mi liderazgo?

Tu coach

Jessica Calderón

Ayudando a Líderes a Brillar