“Cuando no hay un enemigo interior, los enemigos exteriores no pueden hacerte daño.”
Proverbio africano
Este fin de semana una amiga me compartió el desafío que experimentó con su hijo, quien recién se graduó del colegio y ahora estudia la carrera de sus sueños. El joven fue diagnosticado con un trastorno de aprendizaje cuando era un niño.
Mi amiga me decía que, además de enfrentarse a sus propios desafíos, su hijo se tendría que enfrentar a las etiquetas que la sociedad le pondría, así que se enfocó en trabajar en su mente, su autoestima y su autoimagen, para que su hijo creciera en la consciencia de lo todo lo que podría lograr y no en una consciencia de limitación.
Lamentablemente, en nuestra sociedad estamos llenos de etiquetas, gran cantidad de personas colocándolas, muchas personas creyéndolas y permitiendo que limiten sus vidas, pocas personas que saben cómo dejarlas ir y, principalmente, poquísimas que ayudan a otros a liberarse de ellas.
Conozco el poder de las etiquetas limitantes, porque en mi vida recibido más etiquetas de las que puedo contar:
1. Tímida cuando era una niña callada, soñadora e introvertida.
2. “No es inteligente” cuando la maestra de quinto de mi nueva escuela no entendía porque yo no sabía matemáticas (No sabía la metodología de español, porque venía de una escuela americana).
3. Enojada, cuando en mis primeros años de liderazgo laboral no sabía cómo manejar el conflicto y las situaciones difíciles.
4. Despedida, cuando el dueño de la empresa, en una jugada política, despidió a mi jefe y me llevó de encuentro por ser yo la mano derecha.
5. Fracasada, cuando mi empresa quebró al primer año (esta me la puse yo).
6. Desempleada, cuando me quedé sin empresa y sin empleo (del cual había renunciado para iniciar la empresa que quebró en un año).
7. Insegura, cuando no sabía cómo hacer para levantar mi empresa y realmente me sentía insegura.
8. Mala líder, cuando una persona insegura tomó un puesto superior al mío y no logró manejar mi liderazgo.
Pocas personas que me conocen hoy pensarían que estas etiquetas fueron las que alguien me puso alguna vez en mi vida, pues ven en mí una mujer líder, segura, empresaria.
Sé que muchas personas se dejan aplastar por etiquetas similares a las que yo viví. La única razón por la cual estoy acá hoy es porque un día decidí que yo misma forjaría mi vida, y que no dejaría que la definiera alguien más.
Gracias al apoyo de mis padres y mi fe cristiana, tuve la fortaleza de enfrentar muchos obstáculos mientras crecía. Sin embargo, después de algunos fracasos, me había llegado a creer algunas de esas etiquetas. Renuncié a mi trabajo cansada del estrés que vivía al no saber cómo manejar mi liderazgo (además de algunas razones personales), y pensado que me iría mejor inicié una empresa que quebró llevándose todos mis ahorros.
En esos años me sentía derrotada y no sabía si podría levantarme de nuevo. Afortunadamente mi fe en Dios me ayudó a seguir aun cuando me sentía tan mal. Y entonces decidí que cambiaría mi historia. Recuerdo claramente estar escribiendo en un papel el tipo de líder y el tipo de profesional en el que me iba a convertir.
En ese momento decidí escribir mis propias etiquetas, alineadas a mi verdad interior. Soy una optimista por naturaleza, que siempre ve el potencial en los demás, pero en un momento de mi vida no lo podía ver en mí. Pero ese día decidí que, desde ese momento en adelante iba a creer en mi potencial, iba a respetarme por encima de la opinión de otros, iba a trabajar en convertirme en la persona que nací para ser, e iba a dedicar mi vida a ayudar a otros a brillar.
El camino no ha sido fácil, porque he tenido que vencer paradigmas y superar límites. Pero hoy me levanto cada mañana feliz y libre para ser “Simplemente Jessica” y dedicarme a mi misión de Ayudar a Líderes a Brillar para que ellos ayuden a otros a hacerlo.
Tú también puedes dejar etiquetas que te están limitando y para que des el primer paso, te comparto algunas de las verdades intencionales que incorporé en mi vida y que me han ayudado a ser una mejor versión de Jessica.
- Naciste para brillar -Jessica Calderón-. Esta es la primera y la más importante, no importa lo que hayas pasado en tu vida, tu eres un ser humano valioso que tiene dones y talentos que alguien más necesita. Eres valioso/a, eres especial, eres único/a. Y, ¡Cuando brillas, ayudas a otros a hacerlo!
- Si no te gusta donde estás, muévete, no eres un árbol -Jim Rohn-. Si el lugar donde estás ya sea físico o mental, no te ayuda a crecer, busca la forma de moverte. A veces debemos ser valientes para dejar ambientes que parecen seguros pero que son tóxicos. Busca ayuda si es necesario.
- Sé tú mismo, todos los demás ya están ocupados. -Oscar Wilde-. Encuentra esto que te hace único y vive de acuerdo con tu estilo. Escucha los consejos, los modelos, las propuestas, pero al final del día vive de acuerdo con lo que se adapta a ti. Recuerda, compararse no tiene sentido, porque solo hay un TÚ en este mundo.
- Ni tu pasado ni tu presente son profetas de tu futuro. -Paul Martinelli-. Tu escribes tu futuro con las acciones que emprendes cada día. Decide hoy mismo cómo quieres que sea tu futuro.
- La opinión de los demás no tiene porque convertirse en tu realidad-Les Brown-. Podrías decir que todo el mundo tiene el derecho a emitir su opinión, pero tú siempre conservas tu derecho de ignorar lo que te dicen. Aun la opinión de un experto puede estar equivocada. Toma el tiempo para discernir lo que recibes para que tomes la mejor decisión para tu vida.
Recuerda que tu naciste para brillar, y lo puedes hacer cuando decides dejar las etiquetas que te limitan. Y cuando lo haces, te liberas para ayudar a otros a brillar contigo.
Una nota para los padres:
Mi principal ventaja sobre muchas personas fue que mis padres nunca me pusieron etiquetas. Mi padre era un soñador, que estaba listo a ir a donde tuviera que ir para hacer que sus proyectos funcionaran. Mi papá siempre creyó que podría lograr lo que se propusiera, y logró casi todo lo que se propuso.
Mi madre es una mujer dedicada, trabajadora, servicial y realmente humilde que siempre busca ayudar a alguien. Ella me enseñó que valemos porque somos seres humanos. Y me enseñó que trabajando con disciplina se pueden superar los obstáculos.
Padres y madres, su rol en la vida de sus hijos es invaluable. El primer paso para ayudar a nuestros hijos es quitarnos las etiquetas nosotros mismos.
Autocoaching
Decide dejar tus etiquetas hoy mismo. Escribe en un papel la personas que serás a partir de hoy.
Tu coach
Ayudando a Líderes a Brillar