Mi equipo no responde y siempre tengo que revisar lo que hacen! ¡Prefiero hacer el trabajo yo mismo, porque me tardo mucho menos tiempo. ¡Siempre que pido algo, me lo entregan mal! ¡No puedo confiar en la gente!

¿Se ha encontrado usted diciendo alguna de estas frases? Si su respuesta es positiva, casi le puedo asegurar que también se ha encontrado diciendo estas otras frases:

  1. ¡No me ajusta el tiempo!
  2. ¡Me siento abrumado!
  3. ¡No tengo tiempo ni para la familia
  4. ¡Me siento como esclavo en el trabajo!
  5. ¡Ni de vacaciones puedo salir porque todo es un desastre cuando me voy!

Créame, saber delegar es una de las habilidades más valiosas para un líder. No saber delegar lo llevará a estar abrumado, estresado y ocupado, además de que bajará su productividad. Poco a poco minará su desempeño, porque aunque usted sea brillante, capaz y efectivo, estará limitado en lo que puede lograr.

Aunque parece complejo,  delegar se reduce a dos elementos:

  1. Aprender a confiar en las personas: No importa cuántos seminarios de delegación tome, si usted no comienza a confiar en su gente, nunca delegará. En un equipo podrá encontrarse con personas en diferentes niveles de desempeño, incluyendo algunas que definitivamente no están calificadas para realizar las actividades requeridas. Como líder usted es responsable de seleccionar y retener elementos que tengan el conocimiento, la capacidad y el  potencial de desarrollo para la labor que se requiere. Pero una vez que tiene el equipo, debe aprender a confiar en él.
  2. Darse el tiempo de desarrollar al equipo: Aunque tenga el mejor equipo del mundo, si usted no se toma el tiempo de capacitarlo, su gente nunca lograrán llegar al estándar que usted necesita. Es cierto que algunas personas tienen gran iniciativa y capacidad de aprendizaje, pero no todos somos así y posiblemente usted está perdiendo elementos excelentes porque no se da el tiempo de equiparlos para la labor. Sí, es cierto, se requiere una gran inversión de tiempo para formar al equipo, pero piense en todo el dolor que se evita  en el futuro si invierte en su gente.

Al final de cuentas, la decisión de delegar es personal. Si usted cree que nunca podrá delegar, yo le invito a que lo piense de nuevo, no se convierta en su propio saboteador, porque no importa que tan buenos seamos en lo que hacemos, no vamos a avanzar mucho sin la ayuda de otros.

Aunque es difícil, si es posible aprender a delegar, su vida profesional y personal se lo agradecerán.

Y cuénteme ¿Qué fue lo que más le ayudó a usted a aprender a delegar?