Luego de haber quebrado mi primera empresa me quedé estancada. No sabía qué hacer, estaba segura de no querer regresar a mi antiguo empleo, y ser empresaria no había funcionado.
Un día amanecí tan triste que no quería ni salir de la cama, pero mi esposo me obligó a ir a la iglesia. Ese día el predicador compartió un mensaje donde hablaba de los planes que Dios tiene para nosotros. Y justo en ese momento supe que había un plan para mí y recordé que yo había nacido para inspirar y para ayudar a las personas a crecer.
Entonces tomé la firme decisión de convertirme en conferencista. ¡Estaba realmente emocionada! Ya me veía hablando ante multitudes y compartiendo un mensaje inspirador.
La visión es realmente emocionante
La visión personal tiene la cualidad de llenarnos de emoción. Es como una chispa interior que nos mueve a la acción. Pero la inspiración es apenas la primera parte. Construir la visión es difícil, pues nos confronta con la realidad de que nuestras circunstancias generalmente no están en línea con lo que esperamos lograr.
Efectivamente, mi realidad era muy diferente a mi visión, no tenía invitaciones a dar conferencias, no generaba ingresos, no tenía contactos y peor aún, no sabía ni por dónde comenzar.
Cinco preguntas que te pueden detener
Me hacía algunas preguntas que eventualmente se convirtieron en un gran obstáculo para lograr mi visión, a tal punto que en más de una ocasión quise renunciar. La emoción de la visión se estaba apagando porque no encontraba las respuestas a estas preguntas:
• ¿Por dónde comienzo?
• ¿Cómo lo hago?
• ¿Cuál es la forma correcta de hacerlo?
• ¿Estoy logrando el resultado?
• ¿Va a funcionar?
¿Te suenan familiares? Quizá alguna de estas preguntas te está deteniendo a construir tu visión, como casi pasa conmigo. Afortunadamente, con persistencia encontré respuestas que me permitieron seguir avanzando y con el tiempo me convertí en conferencista y coach internacional. Esto me llevó a experiencias muy emocionantes, como ser maestra de un programa de desarrollo de coaches a nivel de Latinoamérica y acompañar en el escenario al gran autor John Maxwell. ¡Y hoy me encuentro muy feliz construyendo una nueva empresa!
Respuesta a las 5 preguntas
Por eso quiero compartirte mis respuestas a estas preguntas y no te extrañe que sean tan sencillas, porque realmente son poderosas.
- ¿Por dónde comienzo? Una vez que tienes definida la visión hazte la siguiente pregunta: ¿Y ahora qué puedo hacer con los recursos y capacidades con las que cuento actualmente? Entonces se te ocurrirá algo qué hacer. Si el paso que se te ocurre te mueve en la dirección a tu visión, entonces es el paso correcto y es por allí por donde debes comenzar. Nota que la pregunta te lleva a pensar en dos cosas:
o Qué recursos tienes actualmente. Muchas personas piensan que para avanzar necesitan ciertos recursos y como no los tienen se paralizan. Estas personas cometen el error de concentrarse en lo que NO tienen, en lugar de lo que sí tienen. Estoy segura de que si analizas esta pregunta te vas a dar cuenta que SI tienes algunos recursos que te pueden ayudar a avanzar en este momento. Es con ellos con los que debes comenzar.
o En qué dirección debes moverte. El paso será el correcto únicamente si te mueve en dirección a la visión. Aunque todo el mundo lo esté haciendo, aunque te parezca menos arriesgado, aunque alguien te asegure que es lo que debes hacer, si no te mueve en la dirección correcta, no es el paso correcto. Así como el faro guía al capitán del barco en medio de la niebla, tu visión siempre va a ser tu guía para determinar el camino por el que debes avanzar. - ¿Cómo lo hago? Muchas personas se estancan porque necesitan saber cómo hacer algo antes de hacerlo, y como no saben cómo, no avanzan. Esta es una de las grandes paradojas de la visión: El cómo se va construyendo a medida que se avanza, únicamente con acción y dando un paso a la vez. Cada paso te abre un nuevo paso. Debes aprender a tener fe en que tienes las capacidades intelectuales y creativas para ir descifrando el cómo en el camino e ir construyendo tu visión paso a paso. Cada vez que te estanques regresa a la pregunta anterior: ¿Y ahora qué puedo hacer con los recursos y capacidades con las que cuento actualmente? Y así iras avanzando poco a poco.
- ¿Cuál es la forma correcta de hacerlo? Otra razón por la cual muchas personas se estancan e incluso abandonan su visión, es porque buscan “la forma correcta” de hacer las cosas. Pues te cuento que la forma correcta no existe, lo que existe es TÚ forma correcta. Construir tu visión no es un examen de universidad y nadie tiene porque supervisar si tu visión está saliendo bien de acuerdo con sus criterios. Lo cierto es que vas descubriendo tu forma correcta a medida que avanzas, paso a paso, error tras error, éxito tras éxito.
- ¿Estoy logrando el resultado correcto? Muchas personas se obsesionan con los resultados y se frustran cuando no logran lo que esperan. En mi caso solía sentirme mal cuando lanzaba una invitación a una conferencia y llegaban una o dos personas. Ese resultado me indicaba que yo estaba fracasando. Sin embargo, el resultado es simplemente la consecuencia de un proceso. Si el proceso tiene errores, hay que corregirlos y entonces se verán nuevos resultados. Además, todo proceso toma tiempo. Aunque estés realizando las acciones correctas, va a pasar un tiempo hasta que veas el resultado. En lugar de enfocarte en el resultado, enfócate en el proceso y confía en que el resultado va a llegar en su momento. Esto te dará paz para avanzar.
- ¿Va a funcionar? Estoy segura de que si tuviéramos la garantía de que nuestro esfuerzo va a dar el fruto correcto, nos lanzaríamos sin dudar a buscar esa visión. Pero tal garantía no existe. Puedes esforzarte, seguir todo el proceso, trabajar con disciplina y con dedicación y aun así fallar. Entonces, ¿Vale la pena? Desde luego que sí vale la pena, por dos razones:
o Perseguir una visión siempre te va a llevar a crecer como persona. Te conviertes en mejor persona cuando sigues una visión noble. Descubres cualidades y capacidades que no sabías que tenías y abres puertas a nuevas experiencias y oportunidades.
o Vivir tu propósito de vida beneficia a muchas personas. Y tu propósito se manifiesta a través de tu visión. Muchas personas están dependiendo de que vivas tu visión para que ellas vivan la suya. Usa esto como un motivador cada vez que te preguntes si vale la pena hacer algo para lo que no tienes garantía de que va a funcionar.
Espero que mi experiencia con estas preguntas difíciles te ayude a seguir caminando en dirección a tu visión.
Como dicen por allí, el camino a la visión siempre es cuesta arriba, pero todo lo que vale la pena, cuesta. Y brillar en tu vida, ¡vale la pena!
Autocoaching:
- Si ya tienes una visión, es el momento de dar el primer paso a la acción. Para ello hazte la siguiente pregunta: ¿Y ahora qué puedo hacer para moverme en dirección a mi visión, con los recursos y capacidades con las que cuento actualmente?
- Toma un lápiz y papel y da respuesta a esta pregunta.
- Ahora comienza a actuar.
Tu coach